domingo, 4 de septiembre de 2011

** LA CONFESIÓN DE DOÑA INÉS**

Dice qué su vecina es puta
pues ella puta no es.
La vecina porqué cobra
ella lo hace por placer.

Esto le decía al cura
la sra doña Inés
qué para ser cuarentona
aún estaba de buen ver.

Iba toda escotada
cada mugrón un clavel.
Por el escote generoso
las tetas se le salían
a la sra doña Inés.

El cura en la caseta
escuchando su confesión.
Ella se daba cuenta
aún que puta no es
de los suspiros del cura
qué ni podía responder.
Cada gota como un puño
la baba cómo aún bebe
qué putas qué las pasaba
el pobre de don José.

Pasó a contar los hechos
detallé no se guardo
lo qué hacía amigos
qué con el marido no.
Pues no quería ella
qué puta le llamara
su marido cabrón.

Con ellos el 69
el oscuro beso negro
el salto de la banqueta
y, el del botijo tambíén.
Al cabrón de su marido
sólo le dejaba hacer
el polvo del misionero
qué tan sagrado es.

Don José, escuchando a la sra Inés
se le olvido el padre nuestro
el ave María también.
Cayéndose de la mano
el rosario a don José.
Se pegaba al tobillo
para tener dolor
y salvar su alma
de aquella confesión.
La sotana, no le llegaba a los pies
habíá un palo al medio
qué ésta podía sostener.

Con lágrimas en los ojos
el pobre de don José
le dijo sra puta !Perdón! Sra Inés
yo, no entiendo de esas cosas
de las qué habla usted.

Qué me perdone el cabrón de su marido
!Porqué cabrón si es!
Entre sra Inés en la caseta
y, mire qué le parece a usted
lo qué tengo entre las piernas
sí ya, se puede comer.
Con la boca llena
termino la confesión
de la sra doña Inés.

Pues ella puta no es
lo hace por placer.
No cobra cómo su vecina
qué está sí puta es.