lunes, 11 de marzo de 2013

ESE BUEN HOMBRE, MI ABUELO


Hoy siendo ya madre reuerda su niñez de felicidad con ese hombre su abuelo, es el dolor más fuerte que en su vida sufrió, viendo como el hombre que más la quiso y le dio el puro amor, se va de esta vida.
Esta junto a su cama no quiere que parta solo, quiere estar ahí besándolo hasta el último suspiro, acariciando su cara, como él hiciese cuando ella tenía un temor, y estaba a su lado para tranquilizarla.
No puede evitar que unas lágrimas recorran su cara de mujer  niña, cuando él su abuelo, con todo el amor que le dispensa le dice, no llores mi niña, que allí donde este nunca te dejare sola, como jamás te deje estando en vida.
Le viene el recuerdo del tiempo que le robaron, cuando siendo muy niña de él le apartaron, pero ese hombre bueno su abuelo, siempre busco la forma de verle, nunca salió de su boca palabras contra quien con mentiras le apartara, todo lo contrario, siempre decía que debía respetarla, que no tuviera en cuenta su mala cabeza, al fin y al cabo le debía la vida.
Ve como su vida se va apagando, y parte de la suya termina ahora.
Quien le acunara con bellos cuentos, con canciones de inventadas llenas de cariño, quien jugara con ella a juegos imaginarios, quien estará a su la lado en sus noche de tormenta, quien le dará tanto amor  sin nada a cambio? Nadie como su abuelo le querrá tanto, que incluso con fuertes dolores siempre estuvo a su lado, sin un aqueja sin un lamento, igual como parte ahora.
Maldigo los años que me quitaron de su lado, de su compañía! Pero los pocos que fueron, quedaron marcados a fuego en mi corazón, en mi mente de por vida, mucho más que muchos, que tuve a mi lado.
En el último suspiro aún dijo mi nombre y, me dejo para siempre una sonrisa.



                                           Vruescas / 07.03.2013.- “Mi abuelo”

                                                             

 

martes, 5 de marzo de 2013

HIJOS DE UN DIOS MENOR?


Cuando escribo sobre niños deficientes, son muchos los que ni leen lo que de ellos digo.
Desde siempre son y han sido los despreciados de la sociedad, como si fuera una peste, como los malditos, que ya la santa inquisición los quemaba por brujos.
Por mucho que evoluciono la vida, así como la medicina, son igual de apartados por todos los poderes públicos, entre ellos la iglesia. No sería el único caso que un sacerdote les negara la comunión, ni los políticos ayudas. En pleno siglo XXI siguen siendo la escoria, para toda la sociedad, que no se acercan a ellos por si se les pega algo.
Solo los afortunados que los tenemos como hijos, sabemos lo que esta gente vale.  Lo que no sabe nadie, es que Dios os manda aquí para que aprendamos de vosotros, y hacer un mundo como el vuestro, donde ni existe el odio ni rencor, solo amor y cariño.

                                                                Vruescas/ 04.03.2013.- “A Vte”        

viernes, 1 de marzo de 2013

YEGUA PARDA

Yegua parda, apartada por no ser raza pura de pura raza, nadie se fijaba en tu belleza, mucho más hermosa que tus hermanas, rechaza por no ser andaluza, árabe o portuguesa.
Cada día te quedabas en la cuadr
a siempre olvidada, por nadie cuidada, por nadie montada.
Tú siempre esperabas a la misma hora, aquel que por ser diferente como tú, siempre acudía para ponerte guapa.
Sabias muy bien que él, no te podía montar por sus limitaciones, por eso después de ser bien cepillada y, darte el cariño que nadie te daba, doblas tus patas para ayudarle a que te montara.
Después a paso lento para no hacerle daño, juntos los dos como una sola alma, dabais paseo como cada mañana.
Tú con tu cola bien trenzada y, el pelo de la cabeza que al darle el sol brillaba, te contoneabas como bella dama. No había nadie que no os mirara, a ti por tu belleza a él, por su alegría de ir montado en yegua parda.
Los dos apartados por ser diferentes, en un mundo de gente inhumana, que solo vive para la apariencia, sin sentimientos, que aparta de su camino todo aquello que es diferente, quizás simplemente porque no lo comprende.
Déjalos yegua parda, que son ellos los que pierden, ellos jamás podrán comprender, la felicidad que nos rodea, ellos jamás sabrán lo que son sentimientos puros que nos unen, a ti, por no ser de raza y, esté que te cuida, por ser diferente.
Cada mañana la yegua parda, es olvidada por todos, por no ser de raza. Nadie la monta nadie la pone guapa, solo su amigo es su esperanza.

                                              Vruescas  /24.11.2011/ “A mi hijo”