sábado, 1 de marzo de 2014

¡CÓMO LA VIDA MISMA!

Al repique de campanas con sonido peculiar, que la comadrejas de más de cincuenta beatas de profesión, de cuarenta también las hay,  distinguen enseguida que no es boda ni bautizo, ni fiesta de guardar, si no que alguien está noche murió por dejar de respirar.
Por el repique saben si el finado es hembra o macho, porque el homosexual no tiene toque asignado por ser pecado mortal.
Pronto se informan preguntando ¡claro esta! Al hornero, pescadero o carnicero qué son los que madrugan más; mientras ellas dan a la sin hueso, ellos aprovechan para venderles más.  
Se forman corros para intercambiar, lo que unas no saben las otras se lo dirán, a las nueve de la mañana el santo vestido esta.
¿Hay Paquita tú no sabes? ¿No? Yo te contare lo que dice la gente, porque bien tú sabes como soy yo, que no me gusta mal hablar de nadie, lo se amiga mía como lo puedes dudar?
Empiezan las sin hueso a darle sin parar; si gruesa es la lapida es para que no salga en caso de despertar, si se la ponen fina por no gastar, lo hagan como lo hagan la tienen qué cagar, que para eso están las comadrejas para de todo hablar.
Pero queridos amigo/as pensándolo bien, todo pueblo que se precie tiene y debe tener, comadrejas que opinen de entierros o de lo que sea menester, para yo entérarme de lo tuyo, y tú de lo mío también.

                                 Vruescas/ 26.06.2013.- “Todos/as somos……….  

                                        

  

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