Cuando escribo sobre niños deficientes, son muchos los
que ni leen lo que de ellos digo.
Desde siempre son y han sido los despreciados de la
sociedad, como si fuera una peste, como los malditos, que ya la santa
inquisición los quemaba por brujos.
Por mucho que evoluciono la vida, así como la medicina,
son igual de apartados por todos los poderes públicos, entre ellos la iglesia.
No sería el único caso que un sacerdote les negara la comunión, ni los
políticos ayudas. En pleno siglo XXI siguen siendo la escoria, para toda la
sociedad, que no se acercan a ellos por si se les pega algo.
Solo los afortunados que los tenemos como hijos, sabemos
lo que esta gente vale. Lo que no sabe
nadie, es que Dios os manda aquí para que aprendamos de vosotros, y hacer un
mundo como el vuestro, donde ni existe el odio ni rencor, solo amor y cariño.
Vruescas/ 04.03.2013.- “A Vte”