No pude estar presente en tú última partida, ese
remordimiento lo tendré que arrastrar de por vida.
No te pude acariciar ni darte un beso de despedida, ni
ver tú mirada que buscaba la mía.
Tú que me diste la vida y siempre tuve tú ayuda, sin
pedirme nada a cambio, y si soy lo que soy, a ti te lo debo todo madre mía, lo
que jamás me perdonare aunque tú si lo hagas, es que, cuando me necesitabas tener
mi compañía, por solo una vez en toda tú vida, no estuve a tú lado, con tan
poco que pedías.
Sé que tengo tú perdón pero eso no me alivia, sé que tú
inmenso amor hacia mi tú hijo, no lo tendrá en cuenta, pero en mi corazón
siempre llevare esa espina, no habrá palabra humana que alivie mi pena.
Espérame en el cielo que cuando llegue mi hora, quiero
pedirte perdón, ya, que no lo hice en vida. Hasta que llegue ese día tendré que
vivir con la pena, de no haber estado a tú lado, cuando se te fue la vida.
Vruescas/ 19.02.2013.- "A madre"