Solo con su rabia contenida y, con uno de sus hijos en brazos, el otro lo lleva su esposa, que solo cuenta cinco años, dos más del que lleva él.
Solo ayer, tenían casa y una vida normal, sin lujo alguno, solo, lo mínimo para vivir, pagar esa maldita hipoteca, trabajar y más trabajar.
Ya no son esos don y doña, ahora, son una familia más, de esos tantos millones que quedaron sin hogar. Nadie tuvo compasión, ni el amigo banquero, que les engaño con promesas incumplidas, diciéndoles que era la hora de comprar casa, que con los dos sueldos les sobraba para salir del alquiler, por muchas pegas que ellos pusieron y, ante tanta facilidad, hoy cayeron en la ruina total.
Ni el juez ni policía, ni los políticos que les decían, que España era la panacea, que jugaba en los grandes de Europa ¡Nadie! Sintió el menor remordimiento, ni la mínima compasión, por lo menos por sus hijos, que su única culpa fue, nacer en una sociedad corrupta sin valores; solo tiene derecho a vivir, los que roban sin pistolas, a los que poco, mejor dicho nada les importa, lo que pase a las personas que conforman un país, en el que todos aportamos, pero sin recibir, en que la única ley, solo existe para ladrones, asesinos y, muchos de ellos, están en el poder.
Se siente como un inútil, un fracaso, ante esa su mujer, a le que le prometió una vida, no con lujos, pero sí, con lo mínimo para vivir. Ella, le coge la mano con todo el amor del mundo, no le dice nada, pero con el calor de su cuerpo sabe, que no le culpa de nada. Su único delito fue, qué un día sin más, fuera despedido donde trabajo, desde que fuere casi un niño; que ella, perdiera su trabajo sin motivo ni razón. Esa toda su culpa y, quizás ir por la vida, confiando en la gente.
¿Dónde están ahora los que nos prometían, casi se te obligaba a comprar, que aquí no pasa nada? ¿Donde esta ese promotor que te ponía todo tan fácil? ¿Y ese amigo banquero, que iba a tú casa con el dinero en mano? ¿No sentirán remordimientos, de que mi familia este en la puta calle? Todos desaparecidos con los bolsillos bien llenos, que les importa a ellos de lo que a mi me pase, ni que mis niños, no tengan donde cobijarse ¡Que les importa a nadie!