Soy dueño de mis palabras como lo soy de mis silencios.
Muchas veces me callo, por no ofender acierta gente que ni merece mi opinión.
Solo escucho a los que me aportan algo a mi vida, a quienes merecen el respeto
porque saben mucho más que yo, muchas de estas personas ni tienen grandes
estudios ni carreras brillantes, son gente sencilla con su vida sencilla y
anónima, que tienen la mejor universidad que es la que uno aprende en la vida.
Sus logros no salen en prensa ni en otros medios, ni falta que les hacen, ni la
necesitan. Pero su vida es rica, no en posesiones si no en hechos en su día a día, de los cuales
no presumen, ni esperan ningún reconocimiento que no sea al final del día estar
en paz con ellas mismas; no todos pueden presumir de esto.
Por lo cual seguiré siendo dueño de mis palabras y mis
silencios, porque el resto de la gente que va por la vida de importante, solo
merece el respeto como seres humanos, pero jamás como personas, porque mueren
sin haberlo ganado.
VRuescas 13.07.2014