Yegua parda, apartada por no ser raza pura de pura raza,
nadie se fijaba en tu belleza, mucho más hermosa que tus hermanas, rechaza por
no ser andaluza, árabe o portuguesa.
Cada día te quedabas en la cuadr
a siempre olvidada, por nadie cuidada, por nadie montada.
a siempre olvidada, por nadie cuidada, por nadie montada.
Tú siempre esperabas a la misma hora, aquel que por ser
diferente como tú, siempre acudía para ponerte guapa.
Sabias muy bien que él, no te podía montar por sus
limitaciones, por eso después de ser bien cepillada y, darte el cariño que
nadie te daba, doblas tus patas para ayudarle a que te montara.
Después a paso lento para no hacerle daño, juntos los dos
como una sola alma, dabais paseo como cada mañana.
Tú con tu cola bien trenzada y, el pelo de la cabeza que
al darle el sol brillaba, te contoneabas como bella dama. No había nadie que no
os mirara, a ti por tu belleza a él, por su alegría de ir montado en yegua
parda.
Los dos apartados por ser diferentes, en un mundo de
gente inhumana, que solo vive para la apariencia, sin sentimientos, que aparta
de su camino todo aquello que es diferente, quizás simplemente porque no lo
comprende.
Déjalos yegua parda, que son ellos los que pierden, ellos
jamás podrán comprender, la felicidad que nos rodea, ellos jamás sabrán lo que
son sentimientos puros que nos unen, a ti, por no ser de raza y, esté que te
cuida, por ser diferente.
Cada mañana la yegua parda, es olvidada por todos, por no
ser de raza. Nadie la monta nadie la pone guapa, solo su amigo es su esperanza.
Vruescas /24.11.2011/ “A mi hijo”