Sí alguien te hablase de mí
de cómo fuere mí vida
contrasta el comentario
con otras personas
no te vayas a creer
lo qué seguramente sea mentira.
Si la madre de tú madre
aún siguiera con vida
ella te podrá ilustrar
de la verdad
sobre quien fui
la verdad de como era.
No fui santo ni perfecto
erre, como hierra cualquiera.
Pero sí puedo presumir
de no hurgar en vida ajena
ni meter cizaña
para qué dos riñeran.
Respete
y, cuide a mis padres
hasta qué llego su hora
aunque hubo discusiones
estás, de la puerta nunca salieran.
Quise y respete
a la qué tú llamas abuela
al igual qué muchos días
hiciere ayuno
para la qué llamas madre
no le faltare comida.
La cuide cuando estuvo enferma
la eduque lo mejor qué supe
le dedique a ella
todo el amor
qué me fuere posible.
Le perdone lo imperdonable
no una
si no mil veces
más siempre tuvo casa
cuando volviere.
No consientas qué te diga
qué lo aquí escrito es mentira.
Tampoco me extrañaría
nunca maduro como mujer
ni cuando dios le diere hija.
Siguió viviendo siempre
de la fantasía
la mentira
y el engaño.
Y, poniendo cizaña entre familias
y a las pocas amigas
qué tuvo en su vida.
No cometas los errores
qué ella, cometiera.
Pero, por muchos qué cometas
nunca llegaras seguro
a negar a quien te dio la vida.
Acordándose de nosotros
sus padres
cuándo estaba abandonada
sola y perdida.
Qué nunca te se ocurra
por mucho qué te haga
esa, qué llamas madre
llevarla a los tribunales
como ella hizo con sus padres.
Todo por defenderla de ese
qué llamaras padre.
Qué de todo fue
menos buen esposo
y, mucho menos padre.
Qué ni lo fue contigo
ni, con tus hermanastros
ellos, te podrán confirmar
lo qué aquí yo, escribiera.
No quiero qué vivas
en su mundo de mentiras.
Pero ten buena cabeza
no vayas a repetir
todo el daño qué ella, hiciera
desde el día
qué llego a esté mundo
y afirmo, qué seguirá
hasta el día qué se muera.
No sabes cuantas veces pensé
qué tú su hija prestada
le devolviera todo el daño
como el qué ella hizo
a nuestras vidas.
Pero como buenos padres
y tal, como fuimos educados
siempre cuidamos de ella.
Al igual hicimos contigo
qué si llegaste a dar felicidad
al final de nuestros días
fue todo lo contrario
y, no por culpa tuya.
Ella, no cambio
ni siendo madre en la vida.
Solo nos dejaba verte
cuando nadie la quería
abandonada y sin dinero
por su mala cabeza.
Entonces sí éramos padres
pero nos daba lo mismo
para poderte verte
teníamos qué pedir perdón
sin tener culpa alguna.
Con tal de poderte ver
donde fuera
por unos minutos
por unas horas.
Peor era, cuando dinero tenía
teníamos suplicar más
para poderte ver, vida nuestra.
Incluso te arrebato de mis brazos
por lo mucho qué tú me querías.
Te aseguro de antemano
qué te dirá que todo es mentira.
No queremos qué sufra tanto
por mucho qué lo merezca.
Porque como padres
mil veces la perdonamos
aunque no lo mereciera
siempre nos tuvo a su lado
cosa qué ella, no hiciera.
Cuando tuvimos enfermedad
ni se preocupó siquiera.
Cuando llegaste tú
fuimos lo qué estuvimos a su vera
siendo los primeros brazos
los de tú abuela
pero el primer biberón
en los qué esto escribiera.
Solo rece a dios
para pedirle dos cosas
primero larga vida con salud
para ti, vida nuestra
la segunda
qué en nada a ella
te parecieras.
Las primeras palabras
qué salieran de mí boca
fueron para los dos
qué como padres rezan.
!Hasta aquí todo olvidado!
Pero ahora en adelante
si nos negáis a nuestra nieta
os juro qué nunca seréis perdonados
por lo qué nos reste de vida.
Su respuesta afirmativa
porque no tenían dinero
ni nadie, qué les quisiera.
No voy a poner aquí
lo mucho qué hicimos
para qué adelante salieras.
Si por un hijo das la vida
que sería
lo qué por ti no se hiciera
más siendo nuestra única nieta.
Imagina lo qué quieras
qué por mucho que imagines
siempre te quedaras corta.
Solo cuatro meses duro
su hipócrita promesa
lo demás ya lo sabes
pues escrito queda arriba.
!Te lo negaran un millón de veces!
Pero lo bueno de la vida
es qué el tiempo la vuelve historia
poniendo cada uno en su sitio
ya lo veras vida mía.
Cuando leas esto
ya estaré en la casa del olvido
de donde no se regresa
y, pocos te visitan.
Pero no te olvides nunca
qué partí con el dolor
de no disfrutar contigo
unos años más de vida.
Qué fueron robados
por quien sabes vida mía
jamás se lo perdone
pero tú, no se lo tengas en cuenta.