Cuando mi corazón estaba casi muerto y mi vida sin
alegría, cuando creí que mi vida todo estaba ya echo, que solo espera el fin de
un camino recorrido, un ángel llamo a mi puerta cambiando todo mi destino.
El sol volvió a brillar en ese mi mundo oscuro, mi
corazón volvió a latir como en mis años mozos.
Esa flor inesperada, me volvió a sentir de nuevo todo lo
que creí muerto.
Esas manos pequeñas, ese cuerpo indefenso, esa mirada
inocente, dieron la vuelta a la vida.
Sus primeros pasos, sus primeras palabras y su primer
beso puesto en mi mejilla, sin pedir nada a cambio, solo, por un poco de
cariño.
Cuando juego con ella, desaparecen mis sufrimientos,
cuando dice mi nombre, es como si jamás lo hubiese oído.
Cuando sus manos inocentes acarician mi cara, mi cuerpo
rejuvenece y me vuelve a la infancia, cuando siento sus besos mi corazón late,
como jamás había latido desde hacía mucho tiempo.
La hija de mi hija, mi nieta, me devolvió la alegría que
yo creía muerta. Ahora solo pido a Dios mucha más vida, para poder ver crecer
al ángel, que me devolvió la vida, y sean muchos los años compartidos vida mía.
Vruescas / 04.01.2013.- “A ti Rocío
mi nieta”