Se miran fijamente cómo culpando uno al otro
lo mal hecho en sus caminos
para recibir esté castigo.
Aún caliente en sus brazos
rosadas aún sus mejillas
lo abrazan en su despedida.
Sólo pasó seis meses
esa fue toda su vida.
Repasa el padre el sendero
desde dónde alcanza su memoria
nada encuentra en el camino
para el castigo recibido
mientras mira a la madre
pensando dé quien será la culpa.
Durante nueve meses
la madre sintió en sus entrañas
lo qué ahora se enfría sobre su pecho
el mismo qué le amantaba
sólo, hace un momento.
Mira con odio a su compañero
culpándolo de la desgracia.
Ella, qué le hizo el regalo
quedándose preñada
para darle el hijo
qué él tanto anhelaba.
La mayor prueba de amor
de mujer enamorada.
Repasadas sus vidas
sin encontrar pecado alguno
para ser castigados
con está dura pérdida
dé lo qué fue concebido
con amor sincero y puro.
Él busca su mirada
pronto encuentra respuesta
cuándo la mira a los ojos
y, se cruzan sus miradas
en ellas, no hay dudas
ni desconfianzas.
Sólo amor y tristeza
más lágrimas por la perdida
del qué nadie, tiene la culpa.