proviniente de ti.
Sí estuve enfermo
desprotegido por ti me sientiese
ni recuerdo caricia qué de ti proviniese.
Cómo sí fuere extrano qué no conocieres
ya ves qué poco pidiese
aún menos recibiere.
¿Tanto te costare estar junto a mí?
Esto, marco mí vida
más, a temprana edad.
Tal era el rechazo qué de ti sintiese
ante tanto distanciamiento
qué no comprendiere
qué de pensamiento y obra
te llegase a negar.
No podía comprender
cómo siendo el hijo deseado
de tú lado apartaras cómo si fuere a pestado.
Aún qué estaba dolido
nunca te abandonase
en tus enfermedades tuviste mis cuidados
nunca fue obligación
era ser de tú ser
sangre de tú sangre.
Un día sin más
una sola lágrima
de tus ojos vi caer
nunca habia ocurrido
nunca volviese a ocurrir.
Cómo libro cerrado
te abriste ante mí.
Me revelaste el secreto
de tú infancia infeliz.
Escuchando atónico
lo qué de tus labios saliere
lo qué quizás nunca a nadie contares.
Por primera vez me sienti de tú sangre
jurándome a mí mismo
qué nunca más negare.
Él, tú padre mí abuelo
sólo en ti encotro apoyo
lo qué pasare en su amarga vida.
Te enseño lo qué sabes
para ser un hombre
sí fuere mucho o poco
él más no sabía.
Sólo te tenia a ti
el único barón de más hijos.
Recordando cómo murió
de tus ojos otra lágrima.
Sentado sólo en viejo sillón
mientras su mujer, tú madre
en cama matrimonial
sin respeto ni moral
retozaba de placeres
de uno de sus amantes.
Ni diese cuenta
de la agonia de tú padre
lo más duro para ti
piensas qué ni le importare.
Cómo niño viviste cuanto contares
marcado a fuego en mente quedase
llorando en soledad la muerte de tú padre.
Ya, qué tus hermanas
siguieron casi todas
pasos de tú madre
poco les importo
la muerte de padre.
Por la experincia vivida
tú corazón se volvio roca.
No querías volver a sufrir
lo qué mente recordase
ni, enseñar sentimientos
fuera de la coraza qué creaste.
Pagaste con esposa e hijos
tú rabia contenida
viviendo una vida de celos y rencor
pagando con nosotros
el daño por otros hecho
siendo tú el más perjudicado.
Quizás lleves razón
nunca tuvo qué ver un niño
lo qué tú viste, padre mio.
Tedrás que perdorme
sí alguna vez te negué
pero vete tranquilo
qué jámas te olvidare.
Fuerte diré quien fue mí padre
sin recibir beso alguno
quizás recibí más
qué el niño más querido.