Al repique de campanas con sonido peculiar, que la
comadrejas de más de cincuenta beatas de profesión, de cuarenta también las
hay, distinguen enseguida que no es boda
ni bautizo, ni fiesta de guardar, si no que alguien está noche murió por dejar de
respirar.
Por el repique saben si el finado es hembra o macho,
porque el homosexual no tiene toque asignado por ser pecado mortal.
Pronto se informan preguntando ¡claro esta! Al hornero,
pescadero o carnicero qué son los que madrugan más; mientras ellas dan a la sin
hueso, ellos aprovechan para venderles más.
Se forman corros para intercambiar, lo que unas no saben
las otras se lo dirán, a las nueve de la mañana el santo vestido esta.
¿Hay Paquita tú no sabes? ¿No? Yo te contare lo que dice
la gente, porque bien tú sabes como soy yo, que no me gusta mal hablar de
nadie, lo se amiga mía como lo puedes dudar?
Empiezan las sin hueso a darle sin parar; si gruesa es la
lapida es para que no salga en caso de despertar, si se la ponen fina por no
gastar, lo hagan como lo hagan la tienen qué cagar, que para eso están las
comadrejas para de todo hablar.
Pero queridos amigo/as pensándolo bien, todo pueblo que
se precie tiene y debe tener, comadrejas que opinen de entierros o de lo que sea
menester, para yo entérarme de lo tuyo, y tú de lo mío también.
Vruescas/ 26.06.2013.- “Todos/as somos……….