Tres lágrimas como triste compañía en la despedida, en su último viaje el hombre mi padre, al que le debo todo lo que soy en la vida.
La primera de alegría, por que se fue como él quería, sin molestar sin dar trabajo, y sin sufrir que es lo que uno desea, al final de la vida.
Mirándolo en su última morada, me viene al pensamiento, todo lo que me dio no solo como padre, si no también como hombre y amigo.
Nunca puso una mano sobre sus hijos, todo lo contario acaricias y besos; siempre que se hiciese algo mal, el jamás te reñía, te cogía en sus brazos, y con toda paciencia te escuchaba, y con palabras y su mirada te convencía, de lo que estaba bien, o mal según el creyera.
La segunda quizás la más dura, que solo dos de sus cuatro hijos estuvieran, en sus últimas palabras, la ultima mirada, esa fue su pena, la más dura de toda su vida. Que sus nietos, a los que quería mucho más que a su vida, por odios y rencores creados por sus progenitores, por supuesto sin fundamento alguno, no los pudo abrazar por última vez en su partida; no había motivo, porque él jamás distinguió a sus cachorros, uno por uno a todos dio lo mismo. Pero incluso si lo hubiese habido, ni el peor de los hombres merece este castigo; que les perdone el supremo, por que madre, y los nosotros sus dos hijos, por muchos años que vivan, jamás se lo perdonaremos.
La tercera de resignación, porque no podre contar de su compañía, ni mis hijos sus nietos, a los que les trasmitió como ir por la vida; se va la materia pero queda el hombre, que en nuestros corazones y mente siempre estará en vida.
No me despido de ti padre mío, solo te digo hasta ahora, con tres lágrimas, y la conciencia tranquila que es lo que importa, y lo único que queda al final de la vida…………………..
Tres lágrimas como triste compañía en la despedida, en su último viaje el hombre mi padre, al que le debo todo lo que soy en la vida.
La primera de alegría, por que se fue como él quería, sin molestar sin dar trabajo, y sin sufrir que es lo que uno desea, al final de la vida.
Mirándolo en su última morada, me viene al pensamiento, todo lo que me dio no solo como padre, si no también como hombre y amigo.
Nunca puso una mano sobre sus hijos, todo lo contario acaricias y besos; siempre que se hiciese algo mal, el jamás te reñía, te cogía en sus brazos, y con toda paciencia te escuchaba, y con palabras y su mirada te convencía, de lo que estaba bien, o mal según el creyera.
La segunda quizás la más dura, que solo dos de sus cuatro hijos estuvieran, en sus últimas palabras, la ultima mirada, esa fue su pena, la más dura de toda su vida. Que sus nietos, a los que quería mucho más que a su vida, por odios y rencores creados por sus progenitores, por supuesto sin fundamento alguno, no los pudo abrazar por última vez en su partida; no había motivo, porque él jamás distinguió a sus cachorros, uno por uno a todos dio lo mismo. Pero incluso si lo hubiese habido, ni el peor de los hombres merece este castigo; que les perdone el supremo, por que madre, y los nosotros sus dos hijos, por muchos años que vivan, jamás se lo perdonaremos.
La tercera de resignación, porque no podre contar de su compañía, ni mis hijos sus nietos, a los que les trasmitió como ir por la vida; se va la materia pero queda el hombre, que en nuestros corazones y mente siempre estará en vida.
No me despido de ti padre mío, solo te digo hasta ahora, con tres lágrimas, y la conciencia tranquila que es lo que importa, y lo único que queda al final de la vida…………………..
Vruescas/09.10.2012.- "A ti gran hombre"
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