Qué bien hiciste el papel
yendo siempre de víctima
con risa en la cara
dispuesta a cualquier cosa.
Tú hermosura te ayudaba
a ser la niña buena
qué a todos encandilaba.
El primero no fui yo
pues siendo aún niña
cazaste al primer pardillo
qué siendo mucho mayor que tú
dejaste beber de tú boca.
No sé cuanto le querrías
pero lo más seguro
que fuere una apuesta
hecha con las amigas
que podías tener novio
primero qué ninguna.
Eso, es lo qué tiene
tener una cara bonita.
Cuando te conocí
él de ti presumía
en cualquier descuido
tus ojos en mí se posaban.
Cuando lo descubrió
pusiste cara de niña buena
esa, qué tanto funciona.
Negando una y mil veces
lo qué los dos viéramos.
Jurando por lo que más querías
que solo a él, era a quién amabas.
Cogiéndole de la mano
guiado como borrego
él se dejo llevar
mientras secaba tus lágrimas
aún pedía perdón
como el qué tiene culpa.
No muy lejos
le diste beber de tú boca
el justo para qué yo, aún lo viera.
Muy poco después
yo, fui por ahora tú última presa.
Tampoco supe ver
tú otra cara escondida
me creí todas tus mentiras
qué de tú boca salieran
quedando prendado de ti
niña de cara bonita.
Tuvieron qué pasar los años
para descubrir quien eras
poder ver tú verdadera cara
la qué nadie conoce
solo, mí persona.
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