Yo mismo, te presente como amigo mío
a mí compañera
quien te tendió su mano
por ser lo qué eras.
Como fui engañado
qué poco te conocía
no mereces la palabra
qué de mí boca saliera.
Y tú
qué me juraste amor eterno
al pie del altar
poniendo a Dios por testigo
lo mismo que yo jure
que nada te faltare
dándote tanto amor
como el qué tuve a mi madre.
Nunca pude imaginar
qué esto pasare
ni vi mirada qué traicionara
por parte del amigo
que un día presente
al cual tenía en los altares.
Como fui engañado
por mí compañera.
Ni un rechazo
ni una mala cara
como si nada pasara.
Anoche los vi
sus cuerpos desnudos
que parecían uno
en la misma cama
qué solo hacia horas
ella, a mí se entregara.
No dije nada
cerré la puerta con más dolor que rabia
como el qué nunca lo esperara.
Yo mismo, les abrí la puerta
para qué partieran
del feliz hogar
antes de que él viniera.
Ella, ni levanto la vista
callada, blanca
como si no corriese
sangre por sus venas.
No escucho de mí boca
el mínimo reproche
tampoco, la frase que mereciera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario