Sé que la gente dice, comenta y me ve como bicho raro, cuando me ven pasar con muletas, muchas veces apoyado en mi esposa, sé muy bien lo que dicen por los bajines, la palabra más fina, y va otro lisiado.
No puedo evitar en mi boca una sonrisa, y lastima ellos, que saben si no viven la vida, solo pasan por ella.
En este lisiado hay muchas más alegrías, que esos que me critican. Tengo una vida plena ayudando a la gente, esa, que es mayor y nadie les visita, unos porque no tienen a nadie, otros, porque sus hijos les olvidan. De ellos recibo la sabiduría de sus vidas, esa, que no está escrita en libros y, un beso al llegar y tres a la partida.
De mis niños deficientes como les marcan la sociedad, que incluso si alguien les toca se van corriendo a lavarse las manos, porque si se les pega. Que cuando van a misa echan billete grande para calmar su conciencia, conciencia que está podrida.
Ves con que poco soy feliz en la vida, con todos los marginados y esté, como llaman lisiado sentados a la misma mesa. Ahí está la felicidad, en esas cosas pequeñas las que los llamados normal, no saben nada de ella.
“A
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