Ella quería ser madre, por
simple hecho de como mujer de tener un hijo y no ser menos que las demás, no
pensó la responsabilidad que esto conlleva de por vida. La madre de verdad no
lo es por un simple capricho, sino dar todo de si para cuidar y querer hasta el
dolor la nueva vida. Entregar todo sin esperar nada a cambio, esa es la que
merece el honor de esa bella apalabra.
Hay mujeres que jamás
deberían dar vida, porque jamás sienten el mínimo respeto y los que les une a
su hijo no es amor más bien todo lo contrario desamor y abandono.
Luego les molestan en sus
vidas tristes y vacías, son su chantaje para vivir de del hijo, lucirlos como
floreros queriendo hacerle ver lo mucho
que les quieren, cuando la realidad no les importa el dolor que les
causan tanto a su hijo como a los que de verdad le quieren. Hacen de ese ser
inocente moneda de cambio para salirse con sus malos propósitos más turbios, y
creen que esa persona por ser niño no se da cuenta del desamor que recibe de
eso mal llamado madre, y busca el cariño jamás recibido en las personas que le
rodean, e incluso rehúyen de los brazos de esa mujer que quería ser madre, pero
que jamás se portó como tal. Lo que debería ser la cosa más grande de la vida y
lo más bello para toda mujer, termina marcando la vida de un ser que no pidió
nacer.
Vruescas
01.02.2015
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