amigos no había donde crecí
nunca los eché de menos
siempre estaba allí.
Tú no hablabas
de tú boca jamás palabra escuche
sólo con mirarnos
bastaba para comprender
cómo almas gemelas
nacidas ayer.
Nunca estuve sólo
ni de noche ni de día
tú compañía la mejor
qué dieren de por vida.
Sí estaba enfermo
compartieres mis penas
sí estaba sano mis alegrías.
Jamás en la vida nada pediste
te dabas por pagado con un acaricia.
Tú me defendías de todo peligro
nunca pensares lo mucho qué arrisgares.
Sólo pedías poca cosa
simplemente mí compañía.
Nunca tire de menos vivir en ciudad
ni necesite de niños para poder jugar
tú llenabas el vació qué ellos podían dar.
Fuesen los años más felices de mí vida
aún pasado mucho tiempo
más te hecho a faltar
amistad como la tuya
jamás logre encontrar.
Tú hubieses dado la vida
por la mía sin dudar
estaba bien seguro
qué contigo nada pudiere pasar.
Ya ves, pasados tantos años
aún te recuerdo cómo si fuere ayer.
Muchos pasaron
e intentaron ocupar tú lugar
el hueco qué tú dejaste
nadie logro ocupar.
Por mucho qué intentasen
nadie lo consiguió jamás.
Escribiendo estás palabras en tú memoria
aún se llenan de lágrimas mis ojos
viniéndome al recuerdo
esa maldita enfermedad
qué apartare de mí vida
para siempre jamás.
Cómo sí fueres niño indefenso te cuide
recibiste mí cariño
más todo el amor qué pude dar
por mucho qué te diere
tú me diste mucho más.
Jamás podrás saber
cuándo odie a mí padre
qué te llevo a sacrificar.
No podía entender las razones dadas
quizás fuere mí corta edad.
Estuve presente viendo tú agonía
tú mirada final
era lo mínimo qué como amigo
te podía dar.
Bien sabias qué era tú final
ni aún así en ti pensares.
Mirándome a los ojos
me diste las gracias por acompañarte
en la última hora
qué el destino guardase.
Pero estarás conmigo
mientras mí corazón lata.
Esperando estoy qué llegue mí día
para estar a tú lado
y, verte de nuevo amigo del alma.
Dos veces en mí vida he llorado tanto
la muerte de mí madre
y, la tuya nada más
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