no espera más que de la tres.
Para todas había sido buena
mientras mis ojos cerré
como sí no viera lo qué pasaba
quizás, no lo quería saber.
Tal como se fueron casando
deje de ser
la mejor del mundo
a la peor qué pudiera haber.
Vinieron las malas caras
el olvido de todas ellas
pasé de santa a demonio
y, sin saber porque.
No esperaba más de ti
te lo digo de verdad
pues no me gusta mentir.
No me extraño nada
qué fueras la primera en levantar
para quitar mesa y fregar.
Aunque ahora qué lo pienso
ninguna lo hizo jamás.
Todo lo más qué hacián
era sentarse a la mesa
esperando a ser servidas
como si mí casa fuere un hotel.
Incluso estando enferma
y sin dinero
no faltaban cada domingo a comer
y, luego por la espalda criticada
porque más no les podía ofrecer.
Pero, paso el tiempo
y, tú seguías igual
incluso ahora
eres como la hija qué no tuve jamás.
Siempre pendiente de mí
dando cada día más
antes qué te lo pida
tú, ya estás ahí.
Aunque no hago distinciones
entre las demás
contigo no perdí un hijo
si no, gane mucho más.
Ahora estoy tranquila
teniéndote a ti
porque en mi vejez no estaré sola
tú, siempre estarás ahí.
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