Aunque me fallen mis piernas y mi cuerpo no responda, pero mientras mi mente este despejada, siempre estaré junto a vosotros, si no, para qué quiero vida.
Os debo todo lo que soy, sin vosotros no hubiese valido la pena lo luchado por la vida. Primero fuiste tú mi amiga, mi amante mi esposa, la que me dio de beber de esa fruta deliciosa; luego me llenaste la vida con dos maravillosos hijos, que llenaron aún más esos días de alegría, compartidos junto a ti amiga, amante, esposa.
Las décadas pasaron como si fueran días, tuya fue la culpa que esto sucediera, pues a tú lado esposa mía, el tiempo no corre vuela, será por la felicidad que nos distes en la vida.
Los hijos ya partieron, ellos hicieron sus vidas, pero cada mañana pasan para dar a su madre y padre, el beso de cada día.
Pasamos momentos difíciles pero de todos salimos, con lucha y fatiga, pero casi no nos dimos cuenta, porque tú esposa mía, fuiste como esa mar bravía, a la que nadie detiene, pero para tu familia, eras la mar tranquila, esa que te acaricia con sus olas, llenando de paz la vida.
Pero llego un día, que sin haberlo buscado se me trunco la vida, de ser fuerte y luchador quede lisiado y sin fuerza. Mi mente no comprendió este cambio repentino, de ser cordial con todos pase a ser un tirano, tanto fue mi ceguera, que te a parte de mi vera. Pero tu esposa mía, no aceptaste el envite, si no todo lo contrario, te quedaste a mi lado. Pasando años de fuerte indiferencia que yo tuviera contigo, cuando más te apartaba, más amor de ti recibía. Poco a poco supiste junto a nuestros hijos, sacarme de aquel pozo, al que no encontraba salida. Gracias a ti esposa mía, hoy volví a la alegría, sí, tengo limitaciones, y de ellas aprendí a crear una nueva vida, eso sí, siempre con vuestra ayuda, con ese amor de familia. Hoy vuelvo a ser feliz y, de mi experiencia ayudo a otra gente, que no tiene ni tuvo, una esposa como tú, vida mía.
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