Cuando se llega a cierta edad y todo parece que no te
importa, cuando se pierde la ilusión por lo mucho vivido, cuando tu corazón
está vacío de cariño, llega de pronto a tú vida algo inesperado que te devuelve
la ilusión perdida desde hace años.
Sin darte cuenta, quieres vivir más años, quieres que se
alargue tú vida, cuando antes ni pensabas en ello, solo dejabas pasar los días.
Cuando esa cosa pequeña con solo unas horas de vida, te
la ponen en tus brazos, y viendo que es tan indefensa, se te eriza la piel y el
corazón se acelera como en el primer amor, que viviste en tú adolescencia.
Con el paso de los meses solo vives para ella, incluso
lloras de emoción, cuando oyes de su boca la palabra abuelo. El que te pueda
ver dirá que estás loco, pues con ella vuelves a tú niñez a juegos ya olvidaos,
esperas cada beso como si fuere, el primero de tú vida.
No dudarías ni un segundo en dar tú vida por ella,
también lo harías por tus hijos, de eso, ninguna duda, pero son amores
diferentes, y este es el más fuerte, porque suele llegar, cuando casi es tú
partida. Gracias le doy a Dios por este regalo de la vida, y aprovechó también
para que esa alegría la pueda disfrutar más años, esos que antes ni quería.
Cuatro amores marcan tú vida, el de padres, el de esposa
e hijos, y el que llega último, el tuyo nieta mía.
Vruescas/ 30.04.2013.- “A
Rocío”