Días de veinte horas, noches de solo cuatro.
Luchando contra marea, en mar revuelto de dolor y sufrimiento,
buscando encontrar la orilla, para descargar tan dura carga, de más penas que alegrías,
que me reparo mí destino.
Cuando llegue a la orilla, será el fin de mis tormentos,
en ella descansara mi cuerpo. Mí alma será liberada, allí terminaran los días de
veinte largas horas, allí descansara mi cuerpo de noches de cuatro horas.
Vruescas/ 25.01.2009.- “A Vte”
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