Ya vino Nardito para ser conocido, pues su madre rompió
aguas en el mismo altar donde se casaba sin saber que estaba preñada, para el
retor cosa sagrada, para los ateos una buena pardalada.
Asistió el parto la tía Leocadia, que ejercía como
comadrona pero no tenia ni puta idea, junto a ella el señor cura, y como no,
alcahuetas y familia.
La cabeza salió enseguida, pero, de cintura para abajo
quedo enganchada la criatura, Leocadia viendo el panorama exclamo ¡Ostia que
cojones trae la criatura! ¡Esto no son cojones son como sandias! Asombrada por
lo que viera dijo a la madre, no fuerces hija descansa y respira, mientras
gritaba, que venga Anastasio con mulo o mula. Los allí presentes quedaron
extrañados, por la petición de la tía Leocadia.
Cuando fue avisado y sabiendo para qué era, engancho al
mulo con los enseres que requería; en cosa de minutos por la puerta de atrás
entro en la iglesia, donde se desarrollaba tal acontecimiento. Al ver el cuadro
Anastasio sonrió, sobre el altar mayor de espaldas tendida estaba parturienta
gritando como una posesa, con un apierna en cada oreja y un túnel negro entre
las piernas. Siguiendo las órdenes de Leocadia, Anastasio puso el mulo en
posición, con una cuerda en forma de horca para enganchar aquello por la
cintura, al igual que de sacar un potrillo se tratara; ni a la primera ni a la
segunda, si no a la tercera consiguió, con la ayuda de la madre con ojos de
loca, y el mulo resbalando de la fuerza que hacia, sacar aquello de la cueva
oscura. La exclamación fue unánime cuando vieron lo que le colgaba de los
cojones, ni era nabo ni boniato, era como la brega de tres brazas, tal era la
cosa, que hasta el mulo sintió envidia al compárala con la suya.
Tres madejas de hilo necesito Leocadia para coser a la
parturienta, aún así, quedo agujero para tres pollas y lo que cuelga, tal fue
el desgarro que hizo Nardito sobre ser sextillizo.
Cuando estuvo todo fuera viéndole de los pies a la
cabeza, ahí empezó el problema quedando el parto en segundo plano; hicieron
foro para decidir los padres, Leocadia, el retor y Anastasio, y por supuesto
las almas caritativas, que nunca pueden fallar para enterarse de todo para el
pueblo informar.
Después de horas deliberando sacaron la conclusión de
llamar al médico y veterinario, que ellos decidieran con tal acontecimiento;
decidieron hacer fotos y que entendidos del todo el mundo sacaran conclusión, y
así rezo el dictamen: como especie única se debe proteger, por ahora que se lo
queden los padres que tuvieron el placer.
La noticia llego a todo el mundo, e incluso entro en el
libro Güines por los cojones y lo que cuelga, incluso el santo padre hizo
presencia, para ver en persona tanta grandeza.
El día del bautismo también hizo historia, para el padre
y el pueblo un día grande, la madre tristona motivos no le faltaba, porque
jamás en su puta vida podría juntar rodillas, por mucho que lo intentara.
Como cosa inesperada llegaron cien autobuses, eso si,
nunca se pudo saber a quien coño le compraron las entradas para entrar en la
parroquia, que junto al pueblo está quedo pequeña; por lo cual el
acontecimiento se realizo en la era del tío Ambrosio, siendo llevada allí la
pila bautismal. La gente estaba nerviosa por la curiosidad, por ver como coño
bautizaba el cura a tan dotada criatura, sin más ayuda que la Mitra, el libro
anglicano y el monaguillo riendo sin parar.
No había forma humana de acercar a Nardito a la pila
bautismal; probaron panza arriba, del contra peso casi ahogan al chaval, luego
panza abajo de esta forma les molestaba el pardal, si se le intentaba doblar se
les ponía morado, al circular la sangre solo de cintura para atrás.
Piensa que piensa el cura paseando sin parar, de pronto
al ver el abrevadero donde beben los animales, dice, se le bautiza aquí y ya
está, y aunque el agua no este bendita para el caso da igual, si los padres
están de acuerdo, así como los dueños del ganado si no tiene nada que objetar.
Estos consintieron con una condición, que fuera cambiada el agua después de la
celebración, no querían que a los mulos y caballos les entrase depresión, al
compararse sus atributos con los cojones y polla, del Nardito especial.
Hasta el ayuntamiento tuvo que intervenir ante caso sin
precedentes, cambiando la ordenanza de libre circulación de animales ecuestres,
el bando decía así: “Propietarios de animales no saquéis a pasear sobre todo a
yeguas y mulas, no rechacen luego a los machos de su raza al ver los atributos
que calza, el Nardito del pardal”.
No busquéis ni el pueblo ni partida de nacimiento de este
hecho tan especial, pues nunca fueron hallados; según las buenas lenguas fueron
requeridas por el Vaticano, para ser enterradas junto al cuerpo del Nardito,
por lo cual de esté caso solo se acuerdan, los más viejos del lugar. Aquí
termina la historia del Nardito del pardal.
Vruescas/
15.06.2013.- “Por una sonrisa”